marzo 28, 2024

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Promesa cumplida: Olga Tañón desbordó energía y amor en su monumental concierto en el Poliedro de Caracas

Un torrente de energía, una energía que no da cuenta de 30 años de carrera artística. Tres décadas de escenario en escenario, de avión en avión, de país en país, no han desgastado –y al contrario parecen haber avivado- el fuego de la puertorriqueña que se declara orgullosamente venezolana: Olga Tañón.

Y así lo demostró este 1 de octubre en el Poliedro de Caracas, de donde se llevó unas cuantas ovaciones, varios “te amo” que surgían de algún punto indeterminado del público y la reconfirmación de que los siete años de su ausencia en Venezuela no disminuyeron la admiración y el sentido de pertenencia que siente el público venezolano hacia ella.

La arremetida del chavismo en contra de Olga Tañón desde su llegada a Venezuela, el martes, no fue suficiente para detener el plan de la artista de presentar un espectáculo de alto nivel para su fanaticada venezolana, la cual, sin ninguna pizca de timidez, le mostró su cariño, como siempre. Un afecto que, una vez más, quedó en evidencia que es genuinamente mutuo.

«Una puertorriqueña orgullosamente venezolana»

Irónicamente, el que probablemente fue el momento más emotivo y más especial de la noche, tanto para el público como para la cantante, fue justamente el único instante en el que le falló la voz. Esa voz de mezzosoprano que no teme a las florituras en los shows con tal de divertir a su público; esa voz que resistió íntegra cada nota, las altas, las bajas, las sostenidas, las que parecían imposibles, durante casi tres horas continuas de canto, baile, agradecimiento y chistes. Esa misma voz potente y enérgica no pudo evitar quebrarse al reiterar: “Yo seguiré siendo toda mi vida una puertorriqueña orgullosamente venezolana”. Y ese quiebre de voz, que llegó acompañado de lágrimas, generó una ovación, al tiempo que las lágrimas se replicaron en algunos de los presentes.

«De verdad que Olga es espectacular”, “tremenda artista”, “impresionante”, “vozarrón”, eran los comentarios que de tanto en tanto se lograban escuchar y los cuales generalmente se pronunciaban en los escasos momentos en que los asistentes dejaban de corear para deleitarse y divertirse con los característicos juegos vocales que entona la artista en temas como el emblemático «Mi eterno amor secreto”.

Stefanie Maldonado, una de las personas presentes consideró “increíble” el espectáculo.

“Ella brinda demasiado amor, los bailarines, también. Son increíbles. Un show maravilloso, de verdad. Inigualable. Me encantó”, dijo la joven al destacar que se sintió fascinada por los cinco cambios de vestuario de la artista, al igual que por la calidad del audio.

De igual manera, Miguel La Rosa, quien ofrecía sus servicios como bartender durante el evento, destacó la importancia de espectáculos de gran magnitud como el de Olga Tañón para generar empleos y mover la economía venezolana.

“Nos emocionamos muchísimo cuando nos enteramos que estaríamos en el concierto de Olga Tañón. Estoy muy contento”, indicó.
Escenario en 360º

El elevado nivel del concierto, el primero en Venezuela en presumir de un escenario en 360º, no fue, sin embargo, una sorpresa para los asistentes, quienes, decían, estaban absolutamente confiados de que Olga, como la llamaban como si se refirieran a una amiga de confianza, daría un «conciertazo», según lo que dijeron algunos de los admiradores antes y durante la presentación.

Pero el que los fans tuvieran la certeza de que acudían a un gran espectáculo, de ninguna manera impidió que reinara la expectativa, el regocijo y la emotividad. También, llegó a sentirse, ciertamente, una ligera tensión a propósito de las expresiones de Diosdado Cabello contra Olga Tañón previo y después de su llegada al país. Tras lo cual, el público venezolano reiteró su fidelidad a la artista, pues, tras los ataques, las entradas se agotaron obteniendo un lleno total en el emblemático Poliedro de Caracas, que irónicamente se encuentra bajo la dirección de otro personaje afín al chavismo, Antonio “el Potro” Álvarez, lo que a algunas personas les sirvió como asunto de cotilleo mientras hacían las filas para comprar bebidas.

En lo que concierne a Olga Tañón, era evidente que la dominaba la gratitud. “Gracias” fue la palabra que más se escuchó en el evento y como ella dijo «fue la palabra más bonita que pudo enseñarle su papá».
A casa llena

El viernes por la tarde, Olga Tañón expresó su agradecimiento al público venezolano al conocer que se agotaron las entradas para su esperado concierto de este 1 de octubre, el primero en el país después de 7 años y el primero en el Poliedro después de 14 años, como ella misma lo recordó al presentarse, no sin mencionar que volver a estar bajo la cúpula era un verdadero sueño del que se sentía satisfecha de ver realizado.

«¡Gracias, Venezuela! Estamos sold out. Taquillas completamente agotadas. Mañana tendremos un Poliedro lleno de amor y no me cansaré de agradecerles por tanto cariño. Esto será un suceso y estoy feliz de que lo viviremos juntos ¡Gracias, gracias, gracias mi Venezuela!», expresó la intérprete el viernes en sus redes sociales.

Olga Tañón llegó a Venezuela el martes, 27 de septiembre, ocasión que aprovechó para mostrar su emoción por regresar al país, al cual considera como su propia tierra, tras siete años de ausencia.

«Venezuela, no solo nos hemos preocupado por presentarles un show espectacular sino también por todos los aspectos de seguridad. Gracias a todas las entidades públicas y privadas que han participado en la planificación, prevención y logística de este monumental concierto», dijo la intérprete previamente.

Los asientos sirvieron para dejar las pertenencias

Y cumpliendo su palabra, el concierto fue exactamente eso: monumental y cargado de amor. Y también cargado de mucho baile. Al punto de que la puertorriqueña llegará a expresar, en broma, su preocupación por los asientos.

¿Está pasando algo con los asientos? Y ante un breve silencio, se explicó: «Es que yo veo que nadie se ha sentado”. Una broma que tenía mucho de verdad, pues, en general los asientos sirvieron más como un lugar para dejar las pertenencias, que para sentarse. En solitario, en pareja, en grupos, salvo en un lapso dedicado a los temas íntimos y románticos, el Poliedro parecía una enorme pista de baile.

Al observar hacia lo lejos se apreciaba una característica imagen: una especie de intermitencia que no provenía de las luces sino de las cabecitas y hombros que iban de un lado al otro por los asistentes que se movían, en masa, al compás del merengue.

Al momento de la broma sobre los asientos, ya habían transcurrido dos horas desde que «la mujer de fuego» subió al escenario. Las únicas pausas, sorprendentemente breves, fueron las necesarias para el cambio de vestuario.

Pero, haciendo justicia a la verdad, el público que fue a ver a su querida Olga no esperó que ella llegara para desplegar su buen ánimo y unas irreprimibles ganas de bailar.
El preámbulo

La «bailadera» comenzó temprano, a las 7:05 de la noche cuando Henrys Silva, Juan Andrés Padrón y Nieves Soteldo presentaron a Juan Miguel, quien puso el ánimo al tope generando una transformación en un público que solo se «desató» después de haber ingresado a las instalaciones en absoluta tranquilidad y orden, como si reservara la energía para exteriorizarla después.

Tranquilos, ordenados, pero contentos. Y guiados por las decenas de trabajadores del despliegue logístico y bajo la observación de funcionarios de seguridad del Estado que resguardaban el lugar.

“Venezuela es tan hermosa que una mujer que nació en otras tierras está enamorada de esta tierra tanto como nosotros, y esa es Olga”, dijo Juan Miguel recibiendo la aprobación inmediata por parte de los asistentes que seguían bailando y cantando desaforadamente.

Eran las 8:13 pm cuando subió al escenario AH Sinfónico, que deleitó a los asistentes con sonidos electrónicos acompañados con violín, chelo y saxofón.

Cuando dieron las 9:00 pm, momento en el que se producía una pausa musical, se comenzó a sentir la inquietud.

El clamor de “Olga, Olga, Olga, Olga” resonaba en el Poliedro mientras en el fondo se escuchaba ¨Caracas, de noche. Caracas, de noche. Caracas de noche”.

Pero, los ya impacientes admiradores debieron esperar 13 minutos más para ver y oír a su Olga. La aparición de un grupo de bailarines vestidos de blanco bastó para que comenzara la algarabía. La emoción fue creciendo en la medida en que se proyectaba, en las pantallas del escenario de 360º, un video, al tiempo que la propia voz de Olga Tañón anunciaba: «Venezuela, prepárate para recibir lo mejor de mí».

Quienes compraban bebidas o alimentos corrieron al interior del recinto; periodistas sacaban sus teléfonos y cámaras, otros corrían tratando de hacerse con un buen lugar desde el cual captar a la cantante en su primera salida al escenario; los pocos que permanecían sentados, se levantaron, los que estaban de pie, comenzaron a moverse inquietamente, aplaudir o alzar los brazos. Se escuchó el inconfundible ritmo de “Es mentiroso” y los miles de gritos se confundieron en uno solo, ensordecedor. Y al grito de «Venezuela», Olga Tañón subió al escenario.

«Presencié tu amor», «Contigo o sin ti», «Miénteme», «Yo por ti», «Vendrás llorando», »Bandolero», »Hoy quiero dar gracias». Canción tras canción, la respuesta del público fue la misma: cantar a todo pulmón y bailar.

Y tras «qué estoy bonita, flaca o gordita», la cantante aprovechó un comentario que oyó en el público para bromear: ¿Hasta mañana que cante?. Tas´ loco».

Pero al resto del público le gustó la idea y el Poliedro resonó con un contundente «Sí».
Venezuela, qué bonita eres

No podía faltar «Qué bonita eres», una canción que escribió como homenaje a Venezuela por tanto cariño. La interpretación estuvo acompañada por la proyección de espectaculares escenarios de todos los rincones del país, desde El Ávila, pasando por Cayo Sal, por las Salinas de Cumaragua, Adícora, la Colonia Tovar, el Santo Ángel, entre otros escenarios naturales. Mientras cantaba, se abrigaba con una gran bandera tricolor.

La sensación de intimidad y emotividad se mantuvo con sus temas más románticos «Mi eterno amor secreto» y «Basta ya», que dejaron afónicos a los que no lo estaban todavía.

Entre las interpretaciones de otros de sus emblemáticos y bailables temas como «La gran fiesta», «Pegaíto», «Muchacho malo», la artista no desaprovechó la oportunidad de bromear, llegando a decir con una expresión de picardía, varias frases de doble sentido o lo que los venezolanos conocen como «chinazos», causando la risa de los presentes.
«Lloro de alegría y de agradecimiento»

Olga Tañón, poco antes de que finalizara el concierto, confesó que ha llorado mucho desde que llegó a Venezuela.

«He llorado mucho de alegría, he llorado mucho de agradecimiento. Después de tantos años que no venía estoy más que contenta de ver cómo se superan los venezolanos. Los venezolanos son gente buena. No hay que pedirles que contribuyan para hacer un maravilloso país porque ya tienen un maravilloso país. Y yo deseo y le pido a Dios que yo pueda volver a estar en este escenario. Y yo deseo que otros artistas, venezolanos e internacionales, puedan venir y cantar en este escenario, que no tengan miedo», expresó visiblemente emocionada.

Y siguió: «Y yo les voy a decir una cosa. Y al que no le guste que no se lo coma, pero, yo soy y yo seguiré siendo toda mi vida una puertorriqueña orgullosamente venezolana».

Para finalizar el espectáculo, la cantante agradeció a todo el equipo que hizo posible el evento y se refirió especialmente a la reconocida coreógrafa Mery Cortez, quien subió al escenario, recibiendo también los vítores del público.
Olga Tañón

«Una noche para recordar»

La cantante utilizó sus redes sociales para reiterar su agradecimiento.

«Venezuela hoy presencié tu amor ¡Gracias por tanto! Un sold out y una noche para recordar. Gracias por cantar conmigo. Me llevo esta experiencia en el corazón», escribió este domingo en Instagram, adonde sus fans han acudido para expresar reiterar su admiración y donde reiteran que se trató en un «conciertazo».

De igual manera, venezolanos en el exterior han comentado las publicaciones de la cantante, agradeciéndole por presentarse en el país y recalcando que de encontrarse en su país estarían «en primera fila» para disfrutar del talento de la puertorriqueña.

El cantante Elvis Crespo se refirió al espectáculo como «Tremendo» y felicitó su colega por el sold out en el Poliedro.

El nacional